Habrían pasado ya unos seis meses desde la ruptura cuando un día recibí en mi bandeja de entrada un correo de mi ex.

Me escribía para preguntarme cómo estaba y ver si era posible iniciar entre nosotros una amistad.

Cuando éramos pareja, ya habíamos hablado mucho sobre este tema. Yo tenía bastante claro que tras una ruptura, no pensaba que una amistad fuese viable. Él no lo tenía tan claro como yo. Bueno, eso decía de boquilla, porque cuando su ex intentó, años después, una especie de acercamiento, mi ex le dio con la puerta en las narices.

Si eso yo lo pensaba cuando aún estábamos juntos, ahora que la separación ya era un hecho entre nosotros, no tenía porqué cambiar de opinión, y así se lo dije.

En realidad escribí varios correos de respuesta. En el primero le decía de todo menos bonito pero a medida que fui reestructurando lo que escribía, lo fui también suavizando.

Finalmente le dije que aunque habían pasado ya varios meses, volverle a ver todavía me iba a provocar más daño, así que mejor dejábamos las cosas como estaban puesto que aún no era el momento para aquello.

Sin embargo, donde dije digo digo Diego, y a las pocas semanas era yo quien le escribía, recordándole que teníamos aún cosas pendientes de devolver entre nosotros, y que quedar para eso nos podría servir de excusa.

Así que decidimos poner día y hora.

La mañana del reencuentro, incluso me escribió un whatsapp para confirmar que no me había echado para atrás. He de reconocer que volver a ver su teléfono en mi móvil ya me removió por dentro, y de camino a donde habíamos quedado se me cruzaron un montón de cosas por la cabeza.

Mi idea era simplemente devolverle las cosas que aún tenía por casa (algún CD. ropa, llaves, etc) y adiós muy buenas. Si todo había acabado, cuanto más rápido finiquitásemos lo que quedaba, mejor para los dos.  Sin embargo en cuanto lo vi acercarse desde el extremo de la calle, me desarmé por completo. Seguía igual de atractivo que la última vez que le había visto, y como yo le decía muchas veces, «me derretí al verle».

Para rematar, me dijo una tontería de las suyas (con ese humor andaluz tan característico) y los dos empezamos a reírnos como bobos. Igual que cuando estábamos juntos.

Decidimos entonces, una vez roto el hielo inicial, irnos a tomar algo y recordar tiempos pasados. Y las horas nos pasaron volando.

De todo lo que tenía pensando decirle, recriminándole muchas cosas, no le comenté ni la mitad, puesto que veía que a pesar de todo era mucho más lo bueno que aún me unía a él, que lo malo que nos había separado.

Cuando me volví a casa, y como le había dicho que tenía borrado su teléfono, me pidió que lo agregase de nuevo, y es que quería mantener una amistad conmigo, a pesar de mis reticencias.

Y lo hice.

Mi amiga Raquel no lo veía tan claro. Ella me decía que yo seguía colgado de él y que retomar una mínima relación no me iba a ayudar en nada. Yo le dije que estaba equivocada, claro, que los dos éramos adultos y que tenía bastante claro lo que había ya entre nosotros.

Durante los meses siguientes, aunque no nos veíamos todas las semanas sí que empezamos a escribirnos algún whatsapp y a vernos para tomar algo, recordar cosas y sobre todo reírnos mucho. Ambos seguíamos sin pareja, y teníamos bastante tiempo libre para vernos.

Lo peor de quedar con él así era al despedirnos. Cada uno se iba a su domicilio y nos despedíamos con un (casto) abrazo. Era al entrar en casa cuando una sensación de vacío me invadía de nuevo. Una sensación que pensé que ya había logrado superar y que desaparecía por completo en el momento en que recibía mensajes suyos en el móvil.

Fue ahí cuando me di cuenta de que algo volvía a estar pasando.

Si habíamos retomado la amistad, y nos llevábamos tan bien, igual es que se había dado cuenta de que no podía vivir sin mí. Que igual estaba arrepentido. Que tal vez estaba intentando volver conmigo…

Así que se lo pregunté directamente, por si me estaba confundiendo yo, o me estaba mandado señales de nuevo. Su respuesta fue singular.  Se reía y sólo decía: «Tiempo al tiempo» o  «Nunca se sabe». Muy enigmático, pero con una puerta abierta a la esperanza. De hecho volvíamos a estar como cuando éramos pareja, pero sin tener sexo.

Yo me volví a sentir tan agusto con él,  que incluso un día, jugando en un bar con su móvil (haciendo el chorra),  le dije que le iba a mirar los contactos por si tenía alguno nuevo. El, medio risa medio en serio, se negó, haciendo el amago como de quitarme su móvil de las manos. En ese medio forcejeo, la pantalla se abrió, y vi claramente un mensaje de wasap que decía: «hola guapo, te echo de menos».

En ese momento se me cayó el alma a los pies.

Eché la conversación para atrás y pude leer que el sentimiento, por lo visto, era mutuo, puesto que él también echaba de menos a aquel desconocido al que por las fotos que habían mi ex podía doblar en edad perfectamente…

Mi primera reacción fue levantarme e irme del lugar, cabreado. Él vino detrás, diciendo que bueno, que sí, que tenía pareja, y que le había conocido a las pocas semanas de dejarlo conmigo… pero que la culpa la tenía yo por haberle mirado el móvil.

Eso aún me rebotó más (en parte, tenía razón) así que lo único que pude hacer fue largarme de allí a toda prisa, con una sensación entre decepción y vergüenza.

Estaba claro que él ya podía hacer lo que le viniese en gana. Que no estábamos juntos y todo eso, pero no sé qué necesidad tenía de engañarme, de decirme que él no estaba con nadie cuando no era cierto. Además, sabiendo como pensaba yo sobre la amistad post-relación y todas las chinitas que yo le echaba, estaba claro que al menos podía haberme puesto el freno, cuando en realidad me estaba dando alas para que yo siguiese ilusionándome de nuevo.

Volví a casa y borré otra vez su teléfono, como si eso pudiese aliviarme de algún modo.

Aún le he visto varias veces más por la ciudad, y como mucho tomamos un café y hablamos de nuestras cosas, pero manteniendo bastante las distancias por mi parte.

En este caso el refranero español es bastante sabio y si hay uno que dice «donde hubo fuego, quedan cenizas» creo yo que es mejor no avivarlas bajo ningún concepto…

Los comentarios, aquí debajo o en mi mail: gayalguien@hotmail.com

8 comentarios en “Amistad

  1. La última frase define muy bien la idea y supongo que de los errores se aprende. Sin embargo, ¿podría ser que esa experiencia en el fondo sirviera de ayuda para superarlo?

    Un saludo.

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    1. Hola David

      Pues no tengo clara la respuesta a tu pregunta. Por un lado me sentí bastante decepcionado y cabreado conmigo mismo. Por otro me hizo ver que por mucho que uno quiera, cuando algo acaba, acabado está. Pero que eso me ayudase a superarlo….no lo tengo claro.

      Un abrazo.

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  2. Me supongo que aparte de mi habrá más gente que se sienta reflejada en toda la mezcla de sentimientos que has contado aquí y que se dan en estos casos tras un reencuentro como este: el escepticismo, la emoción, la ilusión así como renovada, interpretar los acontecimientos dándoles el significado que nos gustaría que tuvieran…y el batacazo al darse de bruces con la realidad. Él hizo mal al no decirte desde un primer momento que ya andaba con alguien para no hacerte concebir falsas esperanzas, digo yo…. aunque no sé, igual al principio le pareció mejor no decírtelo para que tú no rechazases de primera mano su ofrecimiento de amistad al saber su «estado civil» ( por llamarlo algo ) y luego más tarde no encontró la oportunidad para hacerlo, ¿no?…vaya, que no se trata de justificar ni a uno ni a otro, simplemente es que estas cosas no suelen salir bien. Que cuando se cruza la frontera que separa una amistad de una relación sentimental, por lo general no hay marcha atrás, ni siquiera cuando la separación es amistosa guardando algo de mutuo cariño. No sé porqué funcionamos de esta manera pero es así: hay una ruptura, luego un -elemental- distanciamiento, y cuando las cosas se empiezan a enfriar ya estamos intentando rehacer nuestra vida de otra manera y no vemos la razón para hacer el esfuerzo de volver a recortar la distancia con esa persona con la que «no ha salido bien».
    No sé que te quería decir para haberme enrollado tanto, jaja, en todo caso eso de que hay que mirar siempre adelante y dar pasos atrás nunca, ni siquiera para coger carrerilla 🙂
    Abrazos, ¡y muy buen fin de semana, guapo!

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  3. Me he quedado de una pieza al saber que fue tu ex quien quiso retomar la amistad cuando de hecho, si no recuerdo mal, fue el quien dio el paso de romper. Lo que no me ha extrañado tanto es que tu accedieras pq a ti se te ve de buena pasta.
    Que el tipo te echaba de menos esta clarisimo, pq entre vosotros hubo muy buena química y eso se ha visto en lo bien que ha ido el reencuentro( hasta q se ha sabido la verdad oculta) . Pero que exista buena química no es motivo suficiente para mantenerla si hay algo que a ti no te acaba de encajar en la situación.
    Me parece que tu ex ha actuado un poco egoista/inmaduramente queriendo tener lo bueno de aquí, lo bueno de allá y lo bueno de más alla, todo al mismo tiempo. Créeme, se de lo que hablo pq me parece que yo mismo soy un poco como tu ex….
    Espero no haberte molestado con mis comentarios, los he querido hacer desde el cariño q te tengo dp de seguirte tanto tiempo.
    Busca tu felicidad, Pablo.
    Un fuerte abrazo,
    Hotdardo

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    1. Hola
      Lo que dices de que mi ex actuó de forma egoísta que sepas que yo mismo se lo dije a él, y aunque me lo negó, pienso por tu comentario que yo tenía razón. Así que se agradece, y mucho.
      Un abrazo!

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  4. Bueno… otra vez me identifico con tu situación y tema del que hablas en esta entrada. También tengo «pareja» actualmente y de vez en cuando pienso, ¿acabará esto pronto?, debido a que nuestra situación es ya algo «típico» en esta era: amor a distancia. Con eso quiero decir que aunque nuestra relación tuviese un final a mi no me importaría seguir hablando con mi novio porque él es mi chico, «mi todo», y que el amor desaparezca no signifique que la amistad se vaya con él/ella (no sé qué genero sería xD). Por supuesto me dolería que aunque hubiese amistad él encontrara pareja y no contármelo :/.

    James

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