“Pues este finde tampoco he follado”.
Esta frase es la que le suelo escribir a un amigo los domingos por la noche, medio en broma medio en serio, para despedir la semana.
La llevo escribiendo tantos meses que creo que perdí la cuenta de cuándo empecé a usarla.
Por eso me sorprendí un poco cuando mi colega me preguntó “¿pero tú realmente buscas algo?”, más que nada porque no supe bien qué contestar.
En esta etapa de sequía amoroso/sexual en la que me encuentro, entre elegida y forzada por las circunstancias, no he caído hasta ahora en que habiendo borrado las apps, no saliendo por el ambiente, no entrando a mi chat de cabecera, y no teniendo demasiados amigos gays, va a ser difícil salir de ese círculo vicioso.
Pero…¿de verdad quiero salir?
A lo largo de toda mi vida yo siempre me he movido muchas veces por impulsos, y el impulso, digamos, sexual, también ha movido durante bastante tiempo mi existencia.
Pero ¿y si lo he perdido?
¿Y si de no “usarlo” se ha desgastado también?
Porque no es sólo que lleve tiempo sin tener relaciones sexuales con nadie, es que ni siquiera las tengo ya conmigo mismo…
Vamos, que ni a la zambomba le doy ya.
¿Estaré enfermo? ¿apático? ¿abuelete ya?
Menos mal que tenemos Internet para dar un poco de luz a este túnel en el que estoy metido. Y es que, en esta época en la que a todo se le pone su etiqueta y un porqué, lo mío también tiene un nombre, y es el de la “asexualidad“.
Definida como la falta de apetito sexual o líbido resulta que si hace un tiempo podía encuadrarse como una enfermedad o algo a tratar (provocado generalmente por alguna mala experiencia en el pasado), ahora parece que puede interpretarse como una nueva corriente dentro del complicado mundo de la sexualidad.
En algunas webs, incluso, llegan a hablar de que es una opción más, “como quien es adicto al sexo” cuando por su propia definición (adicción) muy libre no puede ser esa otra opción…
Indagando un poco sobre esto, hay estudios que manifiestan que entre el 1 y el 3 por ciento de la población (al menos del Reino Unido) podría ser asexual.
Que digo yo que mucha gente tampoco es, pero la suficiente para que existan ya asociaciones, banderas, logos y todo lo que se os ocurra.
Aunque bueno, esto es como todo, y si realmente te sientes así, pero poco, entonces no serías asexual, sino grisexual (que será porque ni es blanco ni es negro, de ahí el nombre).
Pero ¿qué pasa si no tienes ganas de folleteo pero sí de enamorarte? Pues tranquilo, que para ti también hay etiqueta, porque en ese caso, serías “asexual-romántico” y asunto arreglado.
Ah y no olvidaros de que si sólo sientes atracción sexual con las personas de las que te has enamorado previamente, eres demisexual, claro.
Incluso si sólo te pones palote con las alcachofas, los arbustos y cosas así, tú tranquilo, que lo tuyo se llama ecosexualismo y aquí paz y después gloria…
Así hasta el infinito y más allá. Y podéis llamarme carca y lo que queráis, pero pienso que esto de ponerle nombre a todo, hace mucho que se nos fue de las manos…
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